Ragnar asintió con la cabeza, bajando ligeramente la mirada, y respondió con respeto.

—Sí, como ordene, Gran Alfa.

Askeladd lo observó unos instantes antes de continuar.

—Reúne a los rastreadores. Forma un equipo completo y asegúrate de que estén listos. Tú y yo iremos personalmente a la escena. Quiero inspeccionar el lugar por mí mismo y evaluar todas las posibles opciones.

—Sí, lo haré de inmediato, Gran Alfa.

Hizo una breve reverencia antes de girar y salir, dejando nuevamente a Askeladd solo con Azucena. Ella seguía allí, intentando disimular mientras “limpiaba” los libros, aunque su nerviosismo era evidente en cada gesto. Askeladd dio unos pasos hacia ella, acercándose con la autoridad que siempre lo caracterizaba.

—¿Qué debería hacer contigo? No podré llevarte al lugar al que voy.

Azucena se giró para mirarlo directamente, intentando mantener la calma mientras respondía con sinceridad.

—Sí, entiendo… La verdad es que no sería de mucha ayuda si fuera con usted. Sería más bien un