Capítulo 30. Una revelación pone a prueba la venganza de Sofía
— Querida, ¿está todo bien? — insistió Elena Blackstone tras el silencio de Sofía.
Sofía pasó un trago y se obligó a sonreír.
— Si, perfecta — consiguió decir, aunque de pronto, todo a su alrededor comenzó a dar vueltas.
Sintió una presión cálida rodearle la cintura por detrás, y un suave beso en la mejilla la hizo parpadear con desconcierto.
— ¿Todo bien, amor? — susurró Marcus, con esa voz grave que antes solía tranquilizarla. Ahora, solo la confundía más.
Sofía quería decirle algo, cualquier cosa, pero el nudo en su garganta era demasiado fuerte. El calor del cuerpo de él, la cercanía, la dulzura en su tono, contrastaba de forma brutal con el hervidero de emociones que llevaba dentro. Sentía las manos temblorosas, el corazón desbocado, la boca seca. Todo empezaba a girar.
Elena se dio cuenta.
— Sofía… —dijo con el ceño fruncido.
Pero entonces ocurrió. El mundo se inclinó. El suelo pareció desaparecer bajo sus pies. Sofía soltó un leve gemido, y antes de que pudiera comprender lo que