— Se ha quedado dormida… — mencionó Eve luego de salir de la habitación.

Alex todavía estaba allí. No sabía que lo detenía a irse, pero no podía hacerlo. No quería. No quería a pesar de todo lo que estaba sintiendo en ese momento, y de lo herido que se sentía.

— Tardará en despertar — respondió Alex que conocía a esa pequeña desde que nació, y echó un discreto vistazo por la ventana.

— ¿Todavía no se van?

— Y no lo harán hasta que caiga la noche o tengan una exclusiva.

Eve negó, exhalando profundamente.

— Todo esto es culpa de los Blackstone — murmuró para sí misma —. Las cosas hubiesen sido distintas si… Marcus no hubiese dejado morir a Sofía de esa forma.

— Marcus estaba herido, Evelyn. Tú no lo viste. Tú no sabes en la profunda depresión que cayó cuando se enteró.

— ¿Y mi amiga? ¿De verdad crees que ella no sufrió?

— Lo que creo es que Sofía se está equivocando.

Eve rio sin ganas. No lo podía creer.

— Eres increíble. Todos ustedes lo son.

— No estoy defendiendo a los Blackstone de