Cuando Eve llegó al lugar, Oliver Blackstone la recibió con la mirada hundida y el rostro pálido, cómo si no hubiese dormido en días.

— Gracias por venir. Necesito hablar contigo… con alguien — murmuró el Blackstone, instándola a tomar asiento.

— De acuerdo, te escucho — respondió ella, sentándose a su lado.

Oliver exhaló y se frotó el rostro antes de hablar.

— Hace años… vengo cargando con el peso de una decisión que ya no puedo sostener, ¿sabes? En el pasado, justamente hace cinco años… cometí un error muy grande. El error de callar.

Eve frunció el ceño, y lo miró conteniendo el aliento.

— Oliver, ¿a qué te refieres?

— Hace años mi madre y mi esposa planearon un accidente. Un accidente de auto en el que irían mi hermano y mi cuñada. Las escuché hablar y… enseguida las enfrenté. Querían deshacerse de la esposa de Marcus. Ese era su plan.

Eve se llevó las manos a la boca del estómago.

— Pero me chantajearon. Debía guardar silencio o me desheredaría de todo. Tuve miedo. Era joven, ambic