La abuela se queda en silencio, sus manos descansan sobre su regazo y su mirada está fija en el paisaje fuera de la ventana. Luego me observa nuevamente antes de hablar.
—Pero, hijo, son casi seis años, y es ahora que apareces —dice finalmente, con la sabiduría de quien ha vivido muchas vueltas de la vida—. ¿Sabes lo que significa para una mujer que la señalen como madre soltera? —Lo sé, lo sé, pero no es así como piensa, señora Ada —trato de arreglar mi posición delante de ella, porque, después de todo, quiero que esto se vuelva real y quiero tenerla contenta conmigo—. Cuando al fin pude regresar a la escuela, porque había resuelto todo lo de David, me pasé todo lo que restaba de la carrera detrás de mi Clío. Incluso hice que perdiera su otro trabajo para emplearla yo en mi empresa y estar cerca de ella, p