Después de salir de la habitación con Alan, me dirijo a la cocina, donde una señora está preparando el desayuno. Ella me mira de arriba abajo, con una expresión extraña.
—Buenos días —la saludo amablemente.—Buenos días, ¿ya se va? —me pregunta con frialdad.—¿Quién es usted? —le pregunto a cambio.—Yo soy Eugenia, la señora que atiende al señor Leonard —me responde, pero con actitud fría.—Pues, Eugenia, mucho gusto en conocerla. Yo soy Clío, la esposa y madre del hijo de Leonard —explico rápidamente para aclarar las cosas.—¡¿Qué?! ¿Desde cuándo? —pregunta realmente sorprendida—. Llevo más de un año aquí, y nunca he oído hablar de ustedes.—No sabía que mi esposo debe rendir cuentas a s