Cuando al fin nos separamos para tomar aire, Henry me abraza de nuevo como si quisiera fundirme con su cuerpo.
—Lúa, yo también solo te he amado a ti —confesó entre beso y beso—. Perdóname, amor, perdóname, por favor. Sé que no merezco tu amor por estúpido. Debí venir a ti, preguntarte, pero no éramos novios, bueno, al menos no lo habíamos hablado. Lúa, por favor, perdóname. —Henry, no sé en estos momentos qué hacer, pero sabes que te amo. Dame tiempo para procesar todo esto —dije, confusa entre mi molestia y el amor que le tenía.—No, Lúa, hemos perdido mucho tiempo. Lúa, cásate conmigo. —Y diciendo esto, se puso de rodillas delante de mí, con un anillo de compromiso en sus manos—. —Lúa, eres el amor de mi vida, que por estúpido he desperdiciado seis l