Mi amiga suspira, todavía sin entender cómo logré meterme en una situación tan absurda con mi jefe. Me mira con resignación, incapaz de comprender mis siempre caóticos encuentros con Leonard.
—Ojalá que sea solo eso que dices y se le pase pronto —continúa hablando con máxima seriedad—. Porque este jueguito que empezaron ustedes dos no me está gustando nada. Mira, aquí está toda la información que nos dio. Llévatela al hospital, entretente leyéndola y después me la pasas. Yo debo ir a almorzar con su hermano David y su esposa para coordinarnos también y asegurarnos de que nadie descubra la mentira de que ustedes son novios desde la universidad.Me extiende la carpeta que le dio Leonard, muy seria. Es evidente que Lúa no está disfrutando en absoluto de esta situación, y no la culpo, especialmente porque sé que se