Suspiro ante la realidad de la trampa en que he caído. Luego buscaré la solución, me digo mientras mi mente repasa a toda velocidad el papel que debo desempeñar frente a Leonard y los demás.
—Lo haré bien, como siempre. Ya llegamos —dice ella al ver que sigo leyendo todo—. Ahora respira, que todos te van a estar observando. Por lo visto, el jefe ya llegó; mira su auto allí.—Está bien, iremos a su oficina primero —digo, consciente de que debo seguir con la farsa—. Tú también tienes que comportarte de manera familiar con él. Nadie se va a creer que, siendo mi mejor amiga, no seas amiga de él también.—¡Dios, Clío, en qué lío nos has metido! —exclama nerviosamente.—¿Yo, Lúa? —la miro fijamente—. El vestido que me compraste fue el que nos metió en este l&ia