Me cuesta trabajo manejarlo todo en mi cabeza. El aire parece haberse hecho más pesado. Miro las pruebas una vez más, como si en esa hoja de papel estuviera la clave para entender la vida, pero ahí solo hay datos fríos, indiferentes a lo que siento. Miro a Simón, que asiente antes de continuar.
—No te voy a negar que me siento culpable —dice con honestidad—. Pero también la amo mucho, es mi vida. Ella ya me gustaba en aquella época, por eso la escondí para que nadie más la violara. No sabía que la habían invitado a esa fiesta; me di cuenta después de violarla.—A veces el amor es más complicado de lo que quisiéramos, ¿no? —murmuro al fin, más para mí mismo que para Simón—. ¿Cómo la reconociste en esa oscuridad?—Ella me reconoció, dice que por mi olor. He usado siempre un solo