He salido del apartamento de Clío, aturdido y sin saber qué pensar. Es una mujer tan hermosa, con esa sonrisa que me desarma, pero, a la vez, tan fría y distante; siempre me mira de frente, muy segura de lo que quiere en la vida. Se ha ganado toda mi admiración; no es solo su físico lo que me atrae, aunque es realmente hermosa. Es esa personalidad arrolladora que tiene, tan segura de sí misma y decidida a ganarse la vida por sus propios méritos, lo que la convierte en el ideal de mujer que deseo. Sin embargo, cada día estoy más lejos de lograrlo.
Pensé realmente que me iba a encontrar con todo un drama, pero nada más lejos de mi imaginación. Su actitud era la de una negociadora, fría e invasiva, exponiendo lo que quiere de una manera firme y segura. Me tomó tan por sorpresa que no sabía cómo reaccionar y, para ocultar mi asombro, acepté todo lo que