Mundo ficciónIniciar sesiónEl caos de descubrir el rastreador había dado paso a una evacuación frenética que dejó a todos dispersos temporalmente por la ciudad mientras Marcus coordinaba una nueva ubicación segura. Esta vez, el refugio era un almacén industrial abandonado en las afueras, un lugar que olía a óxido y tiempo, con ventanas rotas que dejaban entrar el viento frío de la noche.
Habían pasado cuatro horas desde el descubrimiento del dispositivo. Cuatro horas de moverse por rutas erráticas, de cambiar vehículos tres veces, de asegurarse de que nadie los siguiera. Laurent había arrancado el rastreador de su vendaje con movimientos bruscos que habían reabierto parte de su herida, dejando un rastro de sangre fresca en la gasa que Camila había tenido que reemplaz







