Capítulo 12.
Alina respiró hondo y deslizó el botón verde en la pantalla de su teléfono. Con lentitud, acercó el aparato a su oído, procurando que su expresión permaneciera impasible, aunque su corazón latía con fuerza.
—Sí, mañana vuelvo a casa. Envíame los documentos por correo electrónico, los revisaré mañana —dijo con calma, modulando la voz como si hablara con su secretaria.
Al otro lado, Zack guardó silencio unos segundos, notando algo extraño.
—Alina, ¿dónde estás? —preguntó con un tono preocupado.
—De acuerdo, lo siento, no tengo mucho tiempo —cortó Alina con rapidez, antes de que sus dedos presionaran el botón rojo. La llamada se interrumpió.
Por un instante, sintió la mirada penetrante del señor Aaron atravesando sus pensamientos. Sin embargo, Alina estaba demasiado acostumbrada a este tipo de situaciones; sabía perfectamente cómo disipar las sospechas de aquel hombre mayor.
—Cariño —murmuró con dulzura mientras se acercaba y lo abrazaba con coquetería—. Vamos a cenar. Esta noche tengo u