En cuanto Thor colgó, tomó la extensión de la sala de Zoe y marcó.
—Zoe, necesito que contactes al piloto del jet privado. Voy a necesitar un viaje de emergencia a Francia. Debo embarcar en máximo dos horas.
—¿Francia? —preguntó ella, sorprendida.
—Sí. Hubo un problema serio en la filial de allá. Organiza todo. Cancela mi agenda hasta el viernes. Llama también al sector jurídico y avisa que me pondré en contacto desde allá. Cualquier urgencia, encámala a mi correo personal.
—Está bien. ¿Quiere que avise a alguien más?
—No. Solo eso por ahora. Ah… y dile a la señora Cortez que prepare mi maleta. Estaré en casa en veinte minutos.
—Entendido.
Thor colgó. Tomó la carpeta con los documentos que llevaría consigo, se puso el saco y salió de la oficina sin decir nada más.
Unos treinta minutos después, Thor llegó a su ático. La señora Cortez, siempre eficiente, ya había preparado la maleta con todo lo que él necesitaba. Sin perder tiempo, subió, se dio una ducha rápida, se vistió impecablement