Han pasado ya cuatro meses desde que los detuvieron. El juicio comienza en dos días, y la noticia ya se hizo pública. Estamos en casa, atrapados por la avalancha de periodistas que se amontonan afuera. Veo a mi suegro sentado en el sillón, pálido, con el semblante cansado; su salud no es buena y me preocupa que toda esta situación lo esté afectando demasiado. Los chicos, preocupados y desesperados, han pensado en asumir ellos la culpa para intentar liberar a su padre, pero les han negado la petición porque la mayoría de los bienes están a su nombre. Siento un nudo en el estómago al pensar en todo lo que se avecina.
—Hoy comienza el juicio —digo con voz baja, intentando mantener la calma—. Estamos esperando a los abogados y al detective. Tuvimos que contratar seguridad extra para lidiar con los periodistas, estas semanas han sido un caos, sobre todo por los problemas que surgieron con los socios cuando se filtró la noticia.
Emily asiente, apretando los labios y frunciendo el ceño mient