LUNES DE UNIVERSIDAD.
Al ser las cuatro de la madrugada y después de hablar un poco, Pablo se despidió dándome un beso gigante y entregándome una tarjeta de crédito black, de esas que solo las personas que tienen mucho dinero podrían tener, de esas tarjetas que si no tienes varios millones de dólares en las cuentas, los bancos no te la dan.
Por supuesto que le dije a Pablo que no era necesario, que yo tenía mi trabajo y que comenzaría esa misma semana a laborar, él obviamente no me hizo caso y me dijo que la tarjeta estaba a mi nombre, que yo sabía que hacía con ella, que el dinero que estaba en la tarjeta era mío todo, que lo sacara, lo tirara, lo quemara, lo regalara que hiciera lo que quisiera, que lo viera como un regalo no de él, sino de su padre que tanto me buscó por años para darme lo que fuera que necesitara, en agradecimiento por la amistad que tenía con mis padres.
No pude decirle que no a eso, él me abrazó, me besó muy dulcemente y se fue, yo me metía a la ducha a esa hora, dormí hasta las diez