EN INGLATERRA LA SEÑORA HILDA.
-Vamos, maldita sea Hilda, como te vas a enfermar en estos momentos, necesito que vivas al menos seis meses para que me firmes los documentos de las empresas que eran de tu padre, solo falta que te mueras antes de que me firmes, vamos, no hagas que te golpee, muévete, súbete al auto, iremos al hospital otra vez, ya son tres veces en esta semana, maldita sea, que mujer tan enferma.
-Por Dios Raúl, crees que quiero estar así de mal, créeme, daría todo lo que tengo por comprar un poco de salud, ya sabes que es un cáncer lo que tengo y que algunos días estaré bien y otros serán días como hoy, llévame por favor al hospital, todo me duele, entiéndelo, no soporto el dolos en todo mi cuerpo.
-Que te lleve el inútil de Luis, tal vez para eso si sirva, porque ni para retener a una maldita perra como su mujer sirvió y ahora tampoco tengo los fideicomisos de la maldita de Melina, que asquerosa familia tengo, mejor estaría si estoy solo, porque esto no compone a nada.
-Vamos mamá, súbete al auto,