Hola Meli, como estás, te traigo una noticia, hoy es el ultimo día que vas a estar por acá, te voy a echar de menos mi paciente favorita.
-Doctor, he esperado verlo todo el día, usted ayer me dijo algo que me dejó pensativa, como que el ramo de rosas amarillas es suyo, no comprendo y la noticia de que me voy a casa, me encanta, gracias por todo. Él se hizo el despistado con el tema del ramo de rosas y solo dijo, ¡se mas de tu vida de lo que tú crees!, diciéndome que se alegraba porque ya estuviera bien y que volviera a mi casa, así que lo dejé así, me sentía emocionada por volver a casa. Le envié a mis amigas un mensaje de inmediato, ya me dieron de alta, Yanis hizo una video llamada grupal para que nos viéramos, pero ninguna podía ir por mí al hospital, iban a estar ocupadas todo el día, me sentí un poco triste, pero es lógico, ellas tienen sus vidas, pensar en llamar a Luis, no, nunca se me ocurrió, si no pudo ir a verme, para que molestarlo.
-Meli, hoy seré tu chofer, ya terminé mi turno, así que seré yo quien te lleve a casa, claro, si me lo permites, dijo el doctor Taylor con una sonrisa.
- No es necesario doctor, que pena, dije (sintiendo una emoción que hacía que se notara demasiado), no es necesario, puedo llamar un taxi, gracias, por supuesto que yo deseaba ir con ese hombre donde él quisiera.
-Pues ya ves Meli, tu eres mi paciente y yo tu doctor, así que parte de mis cuidados, será llevarte a casa, vamos, cámbiate, te espero en recepción, está bien?
Como no iba a estar bien, si tenía muy poco de conocer a este hombre y ya sentía por él todo lo que en mi larga relación, no había sentido por el tonto de Luis, que me tenía muy resentida, por no enviar si quiera un mensaje a ver si estaba viva o muerta. Salí de la habitación, entramos al elevador, el tablero marcaba que estábamos en un piso quince, sonreí y le dije al doctor que había fallado por cinco pisos, que pensé que estaba en un decimo piso y que había fallado, nos reímos mucho de eso, la verdad, no sabía ni que decir delante de este hombre y fue lo que se me ocurrió en el momento, este chico hace que me siente tonta, nunca se que decir y creo que él ya se dio cuenta de eso, debe de pensar que soy la chica más tonta que existe en el universo.
Llegamos al parqueo, caminamos un poco y abrió como todo un caballero, la puerta de un Rolls-Royce Boat Tail, un deportivo espectacular, -Vaya doc, hermoso carro!, le dije algunas características del vehículo, que me encantan, tengo una pasión por los motores, con mis compañeros de universidad, siempre hacemos apuestas para ver quién sabe más de carros de todo tipo y sin querer jugar de inteligente, siempre les gano, le dije al doctor quien sonrió y con un ¡me sorprendes, me imaginé de todo, menos que supieras de autos señorita! Arrancó el vehículo camino a casa.
Fuimos hablando todo el camino de su carrera, de que me gustaría hacer cuando me graduara, le dije que quería comenzar a trabajar lo antes posible, que tenía una deuda que pagar, que de momento, daba clases de baile en un instituto, que daba clases a los estudiantes de primer ingreso, algo parecido a tutorías y que aparte ayudaba a mis compañeros con algunos temas que se les complicaba y que de ahí vivía, comía y ahorraba.
-Clases de baile?, pues ya sé cómo me vas a pagar dijo el doctor sonriendo, necesito aprender a bailar, tengo dos pies izquierdos, así será, ¿me enseñas a bailar y deuda saldada, que te parece?
– Bueno doc, usted simplemente me dice que día, a qué hora y revisaré mi agenda dije sonriendo.
-Bueno doctor, es aquí, vivo en ese edificio de en frente, no lo invito a pasar por un café, porque mi apartamento debe de estar muy sucio, tanto tiempo fuera, debe de ser un caos.
- Ya tendré tiempo para el café Meli, además, no creas que voy a ir al instituto por mis clases, esas serán en tu casa o en la mía, tú decides, ah por cierto, soy Pablo, tu amigo, no el doctor Taylor, eso suena a señor de avanzada edad y sonrió.
Se bajó, abrió la puerta del auto, se despidió con un beso en la mejilla y se fue, yo quedé ahí en el parqueo, suspirando por el hombre más guapo que había visto en la vida, por un caballero que estaba lejos de mis posibilidades, me sentía triste, pero a la vez feliz de estar en casa por fin. En el elevador, que es un poco lento valga decir, iba pensando en el doctor, que hombre tan espectacular, como quisiera estar a la altura de este hombre para pensar en tener una posibilidad con él, pero bueno, es solo un pensamiento nada más.
Al llegar a la puerta de mi apartamento, sentí una soledad tan grande, en ese momento, recordé a mis padres con nostalgia.
Abrí la puerta y ¡SORPREEEESA! Gritaron todos mis compañeros de universidad, Mili, Yanis y Patri se lanzaron sobre mi abrazándome, mis otros compañeros se notaban preocupados por mi estado, sin embargo, cuando le dije que estaba bien que no habían quedado efectos secundarios de mi accidente, se tranquilizaron y seguimos la fiesta, moría de hambre, Mili me ofreció una hamburguesa con papas, mis amigas son un amor, pero definitivamente no saben cocinar, por eso sé que se esforzaron mucho en hacer el almuerzo para mi, son unas hamburguesas deliciosas, las quiero mucho.
Al ser casi las siete de la noche, ya había compartido bastante con mis compañeros, unos se habían ido a sus casas, otros muy pocos quedaban en mi pequeño apartamento haciéndome compañía, de pronto, sonó la puerta, sinceramente, pensé que era Luis, que por fin se había dignado a aparecer, sin embargo, cuál fue mi sorpresa, que al abrir la puerta quien estaba afuera, con una botella de vino y una sonrisa perfecta, era el doctor Pablo, mi cara de sorpresa no se disimuló, “hola doc, pase adelante, bienvenido” le dije.
Entró, se sentó en mi pequeño sillón después de saludar a todos los que estaban aun en mi casa, en menos de diez minutos, ya no había nadie más que Pablo y yo en casa, se quedó viendo mi pequeño apartamento, miraba en silencio por todo, sentado en el sofá de mi pequeña sala, de donde se podía ver la cocina y tres puertas mas.
- Es pequeño, pero me encanta, esa puerta es la ducha, esa mi habitación y esta, mi desestrés nocturno, da a una pequeña terraza en donde me siento en las noches a inventarle historias a las personas que pasan por la calle, le dije sonriendo.
-Sabes Meli, me encanta tu casa, es acogedora, pequeña, hermosa, dime, esa hermosa niña de las fotos eres tú con tus padres?, creo que si, son los mismos ojos hermosos, pareciera que ya te había visto en alguna parte, cuando miro esa foto donde estas pequeña.
– Sí, soy yo dije de manera triste, (el tema de mis padres es un tema delicado para mi) son mis papás, ya ellos no están conmigo, cuando tenía diez años sufrieron un accidente automovilístico y los dos fallecieron, después de eso, me enviaron a vivir con unos familiares que, en otra ocasión te contaré, esta noche estoy feliz de estar en casa y con buena compañía, dije giñando un ojo.
-Bueno hermosa, yo traje una botella de vino, creo que nos merecemos una copa de vino ahí, donde le inventas historias a las personas, dijo, mirando la puerta de vidrio que da a la terraza. En mas, te autorizo a tomarte solamente una copa de vino, no te hará mal, así que vamos, trae dos copas y a brindar por ti Meli.
De manera inmediata, fui a la cocina por el vino y las copas y salimos a la terraza.
Hablamos un poco, le conté que quería adoptar un perrito, para no sentirme tan sola, que había algunas veces que no quería ni llegar a casa solo para no sentirme así, que estaba segura que darle amor a un cachorro, me ayudaría mucho.
Hablamos de autos muchas horas, ya que a él también le apasionan, cuando miró el reloj ya eran las doce y treinta de la noche y después de tres copas de vino, se despidió, con un abrazo y con un pequeño beso en mi boca, por supuesto que respondí el beso, con el corazón acelerado; como es obvio, esa noche no pude dormir.