Mientras el ex senador Camilo corría a la par de Ariel hacía la pista. Mientras le decía que no podía acompañarlo en ese momento, pero que iría temprano en la mañana en cuanto llevara a su esposa al turno médico.
—Pero si existen hijos míos Ariel, llámame sin importar la hora. Ya sé que dijeron que no había más embriones en ese laboratorio, pero, no sé… el miedo no se me quita —confesó, por primera vez mostrándole a Ariel la vulnerabilidad que le carcomía por dentro. —Solo mantenme informado, y Ariel…
—¿Diga mi suegro? —preguntó Ariel antes de montar al aparato.
Camilo inhaló profundamente antes de agregar, mirando directamente a los ojos del joven:
—No importa cuántos hijos hayan creado c