Camelia está muy preocupada por su matrimonio. A pesar de que habían retomado las relaciones íntimas, todo le resultaba muy extraño. Para colmo, había vuelto a salir embarazada y Ariel la había dejado de tocar otra vez durante todo el embarazo. Su pequeño, al que nombró Camilo, ya tenía dos años y él seguía sin cambiar. La cuidaba tanto que ahora era ella la que no deseaba tener intimidad con su esposo.
Ese día había ido a visitar a su mejor amiga, tratando de escapar de sus preocupaciones como mamá a tiempo completo.
—Lía, ¿en qué piensas?— le preguntó Nadia al verla mirar por la ventana de su casa y suspirar a cada rato con nostalgia.
—En n