272. EL REFUGIO OBLIGADO
Se arma un gran revuelo alrededor de ellos. Todos los guardias se han movilizado y los rodean, formando una pared impenetrable. Ariel puede percatarse de que el tiro iba dirigido a él, porque Camelia estaba detrás de Israel; era el objetivo.
—¿Cómo lo supiste? —preguntó, impresionado por la habilidad de ellos al protegerlos y reaccionar.
—Vi el reflejo del arma cuando empezó a abrirse el elevador —respondió Ernesto, mirando a ambos preocupado—. ¿Están bien, señor? El tiro iba dirigido a usted.
Ariel asiente, estrechando a la asustada y temblorosa Camelia entre sus brazos, con una mirada de agradecimiento a sus guardias. Convencido, al verlos actuar, de que su jefe de seguridad tenía razón, son muy buenos. Los ve venir corriendo y avisar que ya pueden bajar y dejar que la policía se haga cargo de todo. Después har&aacut