Camelia, que ha escuchado toda la historia de su madre Lirio, la vuelve a abrazar, sintiendo que todo es cierto. No sabe cómo explicarlo, pero siente una conexión inefable con ella. Todo tiene que ser verdad, se dice.
—Eso ya no tiene importancia, mamá, te engañaron, no fue tu culpa —le dice, arreglando con cariño la almohada detrás de ella—. Ahora ponte bien; en cuanto abuela salga del hospital, si me permites, iremos a pasar una temporada allá contigo. ¿Puedo llevar a mi abuela, verdad?—Sí, sí, hija, claro que sí —acepta Lirio con una gran sonrisa—. Ella, por lo que me cuentas, fue la única que te defendió. Camilo también me contó que cuando quiso interrumpir tu boda, ella lo insultó.Camelia la observa muy seria al escuchar aquello. No entiende por qué quiso hacer algo así y le pregunta el motivo. Lirio l