Marlon la abraza de nuevo con mucho amor. Sin soltarla, le explica cómo se sintió cuando María Graciela comenzó a contarle todo. Él es un hombre pragmático, que se basa en los hechos antes de aceptar creer en algo. No podía arriesgarse a llenarla de ilusiones sin comprobar las cosas primero.
—¡Deja de dudar, son nuestros! No te lo dije enseguida porque no podía creer en la historia de una extraña así, de la nada. Era algo salido de una película de terror. ¿Entiendes? —y se alejan de la cama—. No sabes cómo me sentí cuando ella dijo que tenía a mis hijos. ¡Hijos! En plural. ¿Te imaginas? Después de haber pasado por el calvario que pasamos, era demasiado, Marcia. Sé lo impresionable que eres; quería estar seguro de que todo no era una burda mentira que te hiciera ilusionarte y sufrir.—Después, cuando