La primera vez que Leandro vio a Camelia, lo hizo siguiendo los ojos de Manuel. Estaban en una cafetería después de que este le entregara unas fotos de su ex. Hacía más de seis meses que se habían divorciado por violencia doméstica. Ella lo había acusado; luego llegaron al arreglo de que él se iría de la ciudad y nunca más la buscaría. Pero no lo hizo, solo se escondió y contrató a Manuel, a quien conocía por la recomendación de un amigo.
—¡Qué belleza! —exclamó al ver a Camelia, que reía en compañía de Nadia y Ricardo, caminando por la acera del frente.—No la mires, que es mía —protestó Manuel.—¿Es tu novia? —preguntó Leandro, sin dejar de mirar a Camelia.—Pronto lo será —contestó Manuel.—¿Entonces no es tuya