10. ¿NOS VEREMOS NUEVAMENTE?
No pude seguir apuntando a la joven que temblaba frente a mí.
—Ella lo daría todo por usted —suplicó la duquesa, casi en un susurro—. Por favor... cuando pueda regresar... escúchela.
Una parte de mí se escandaliza ante lo que está ocurriendo. Pero otra... otra vibra con una emoción difícil de ignorar ante aquellas palabras.
¿Lo daría todo por mí?
—Explícate —dije, en tono frío, señalando un tronco cercano—. Cuéntamelo todo, desde el principio.
Su relato fue atropellado, rayano en lo fantástico. Nunca había escuchado algo parecido.
—Supongamos que te creo, y que compartes el cuerpo con esa bruja —corté, sin ocultar mi escepticismo—. Pero, ¿esperas que crea que ella y yo estamos destinados?
—Ella asegura que usted es su Musa. Y yo misma vi el hilo rojo que los une por el dedo meñique —añadió, jugando nerviosamente con sus manos—. Vibraba como si tuviera vida propia.
¿De qué demonios están hablando?
—Es el hilo rojo del destino —explicó—. Une a los amantes. Ella sabe que, por mi condición