Megan
He pasado no sé cuantas horas sentada en el jardín. La lluvia por fin ha cesado. Siento el frío pero no es congelante, por fin el tiempo está cambiando.
Abrazo con mis dedos la taza de té humeante, es lo único que puede hacerme entrar en calor. Siento que mi vida ha cambiado en un abrir y cerrar de ojos, siento que estaba completamente agradecida por tener un amor como el de Ezequiel, porque yo lo pensé como algo real, mierda… sentí que era real, incluso ahora que mi padre se fue. Estaba tranquila porque tenía a un hombre que me amaría por el resto de mi vida. Miro el anillo que está en mi mano, no me he atrevido a quitarmelo aún, quiero tirarlo en su rostro, quiero que se lo dé a la zorra con lo que se acostó y decidió romper con todo esto.
He hablado con el abogado de mi padre, me ha dicho que estaría en casa a las 5 de la tarde, así que no debe tardar en llegar. Tomo un sorbo más al té relajante que Donna ha preparado para mí.
—Señorita Megan —dice y me pongo de pie para in