Megan
Ha pasado una semana desde el atentado en la granja, las actividades han vuelto a la normalidad, con los chicos y el nuevo sistema de seguridad, no hay una sola mosca que se acerque sin ser identificada.
Me apresuro a recoger las hortalizas que he cosechado para después colocarlas en la carreta y llevarlas a la cocina.
—Te he dicho que puedo ayudarte, solo fui a alimentar a los cerdos —dice Ezequiel y yo niego
—No puedo estar sin hacer nada, Leo también se pone como un loco cuando voy al huerto, tiene que dejar que me mueva o les daré un golpe a ambos —digo de manera determinada.
—Vaya… alguien amaneció un poco brava —lo miro de mala gana y bufo
—Y alguien amaneció con una boca muy grande, además, tu deberías de estar sentado recuperándote de esas cirugía —digo y él asiente
—Estoy en reposo —dice y luego deja caer su cuerpo en una silla
—Que gracioso —continuo lavando las hortalizas cuando Brenda llega a ayudar, luego me entrega un vaso de limonada, mi favorita.
—Hora de des