Megan
Han pasado 4 meses desde la última vez que vi a Ezequiel, tomo el vaso de limonada con hielo y lo empujo en mi boca. El calor es sofocante y es lo único que ha podido calmar las náuseas.
Miro a Leo caminar de manera tranquila dando órdenes por toda la granja, fue un alivio que quisiera venir a formar parte de mi vida, porque de no ser así, no hubiese podido con el cambio y la administración del lugar.
—Entonces, no quiero que vuelva a suceder, si alguna de las vacas sale a pastar, tienen que vigilarse, no nos podemos arriesgar a que los del rancho vecino acabe con ellas —tomo una gran bocanada de aire y me mira con una sonrisa al darse cuenta que lo estoy mirando—. ¿Todo bien?
—Si… he terminado con la clasificación de las verduras del huerto —digo y él asiente con una sonrisa, se acerca hasta donde estoy y me abraza por los hombros.
—Estoy seguro de que esas calabazas serán todo un éxito esta temporada—esbozo una sonrisa
—Eso espero, porque la inversión fue grande —él asiente