Hailee.
Al bajar del auto no puedo ignorar mi nerviosismo. Marc me toma de la mano y caminamos dentro de ese enorme edificio que parece un salón para eventos muy lujoso. Un amable hombre abre la puerta dándonos la bienvenida y cruzamos la puerta para encontrarme con qué hay bastante gente, muchas mujeres y hombres con vestimenta relajada pero formal, las mujeres usan vestidos a media pierna como yo pero no me detengo demasiado a observar, en cambió solo bajo la mirada de inmediato y la concentro en la enorme mano de Marc.
—Amigo —dice un hombre pero yo sigo sin querer alzar la mirada, es cuando me percato que está parado frente a nosotros y ahora me mira—. Hola, soy Tom.
Me apresuro a alzar la mirada y me encuentro con el mismísimo Tom Baton frente a mí, no es