-Ah y le agradezco la información que me ha dado sobre su jefe, dijo Marla sonriendo, volviendo a ser la hipócrita mujer que fingía intentar ser amiga de Karolina.
Soltero, bien; y si, no se preocupe, la habitación estará completamente sin nada usted tranquila, dijo Marla retomando el tema y sintiendo un alivio, pues amaba aquella lujosa cama, en donde ahora pasaba horas recostada, pues no tenía nada que hacer.
Al leer el contrato, era por un monto bajo, una cantidad bastante menor de lo que costaba la propiedad realmente, pero lo cancelaría hasta dentro de un año y les daría un millón durante el primer año en tractos mes a mes, eso más el fideicomiso los haría aún más poderosos en la sociedad en la que habían vivido y pasado desapercibido desde la muerte de Spencer, Dennis deseaba irse del país, pero Marla lo convencería de quedarse y volver a la sociedad a la que según ellos estaban acostumbrados.
Marla sabía que la mansión valía más que eso, pero ya no había dinero, así que era mejor venderla por poco mientras llegaba el fideicomiso de Blake Spencer y volvería al nivel de vida al que Blake la había acostumbrado, así que la mujer firmó sin más.
-Qué pena con ustedes, me van a disculpar, pero tengo una cena con algunas personas, no pensé que me fueran a invitar a la cena, que pena de verdad dijo la mujer abandonando el lugar.
-¿Qué está diciendo, como que no se quedará a cenar con nosotros? Dijo la mujer algo molesta.
-No, yo no les pedí que prepararan nada para mí, que pena, por teléfono le dije al señor Dennis que mi visita era bastante rápida, más bien me he quedado más tiempo de lo debido platicando con ustedes, el motivo de que yo esté hoy acá, era únicamente para ver la casa y que firmaran el contrato.
Ahora si me disculpan, me esperan en otro lugar, dijo la mujer dando la mano a Marla y Dennis quien seguía embobado con la belleza de la mujer.
Subiendo al lujoso vehículo e indicando al chofer a donde ir, tomó su teléfono.
-Jefe, está hecho de verdad que la propiedad es una belleza, esa mansión no se asemeja a ninguna que haya comprado o que yo haya visto antes, ni el castillo en Escocia es como este lugar, santo cielo, es como el paraíso, dijo la mujer en llamada telefónica a su jefe, ingresé a la mansión, no pude contenerme, me disculpo por mi indiscreción, pero el lugar es majestuoso, de verdad que ahora todo tiene sentido, es realmente hermosa.
La risa del otro lado del teléfono no se hizo esperar.
- Te lo dije Karo, la mansión es una belleza, ¿el señor Spencer tenía buen gusto no lo crees?
-Sinceramente como ninguna otra persona para la que haya trabajado, dijo la chica riendo.
Las rosas mañana mismo se desaparecerán, así se estipuló, tal cual usted me indicó, el kiosco se quitará y en el lugar, le mandaré a hacer algo que le guste, créame, no lo defraudaré, gracias por la confianza en mi señor, dijo la mujer educadamente.
-Bien Karolina, esperaré la sorpresa entonces, como siempre excelente trabajo, ve a casa y descansa, nos hablaremos mañana dijo el hombre colgando la llamada sin más.
-Sí señor, buenas noches suspiró la chica sabiendo que ya no estaba su jefe del otro lado de la línea.
-¿Karo, deseas ir a comer algo al hotel, sinceramente muero de hambre, vamos? Preguntó el chofer, un hombre de mediana edad.
-Pues yo igual, muero de hambre Russell, en la mansión me tenían una cena que se veía deliciosa, pero no lo sé, no confió en estas personas, si el jefe dijo que me cuidara por algo será, ya sabes cómo soy de reservada en estos casos.
Vamos Russell, esta vez invito yo, dijo la mujer sonriendo.
En una cena que rondaba la informalidad total, Karolina y Russell comían unas hamburguesas con papas y algunas cervezas. Russell era algo así como el padre que la chica no tuvo, la apreciaba y la cuidaba, el hombre tenía entrenamiento militar, por eso su jefe lo enviaba siempre que debía dar a Karolina una misión, Russell era como su guarda de seguridad de más confianza.
-¿Niña, dime algo, por qué no te has casado, eres una chica hermosa e inteligente, que pasa, cuéntale a este viejo?
-¿Viejo? Russell, tienes cincuenta y cinco años, no eres viejo, dijo la chica sonriendo.
-Bueno, bueno Karo precisamente por eso es que nos llevamos tan bien, tu no me haces sentir viejo, pero vamos, cuéntame, ¿por qué le has dedicado tu vida al jefe?
-A ver, cuando terminé la universidad, busqué trabajo por todos lados, sabes que vengo de una clase media, en donde mis tíos como pudieron pagaron mi educación universitaria y de más, no podía seguir dependiendo de ellos, un día nuestro jefe apareció de la nada en un iglesia en donde estaba llorando, pidiendo a Dios que me enviara un trabajo, necesitaba ayudar a mis tíos estaban muy enfermos y viejos, les quedaba poco tiempo de vida, ya eran mayores y bueno, se hicieron cargo de mi cuando mis padres murieron, así, sin tener mucho dinero.
El jefe se acercó a consolarme o a preguntarme que me sucedía y le conté, me propuso un negocio y bueno, desde ese día me hago cargo de todo esto que conoces, me convertí en su mano derecha en los negocios, tu mejor que nadie conoce al jefe, él no sale, solo va al médico y a la mansión en Sicilia, no pregunto, me limito a hacer lo que él solicita, es un buen hombre, cuando mis tíos fallecieron me quedé completamente sola en el mundo y el jefe y tú se han convertido en mi única familia.
Sabes que me parece, que el jefe es de esas personas que no confían en nadie, a mí me puso a prueba infinidad de veces, con dinero, con proyectos, con todo, él no tiene una idea de cuánto le agradezco que me tendiera la mano en un momento como el que estaba pasando ese día en la iglesia, mis lagrimas eran de desesperación Russell, ya te contaré en algún momento, ahora me iré a la cama, estoy algo agotada y mañana nuevamente iré a ver si Marla y Dennis comenzaron con la mansión.
Esa noche pasó sin más, Marla y Dennis en una pelea que se tornó una guerra pues la mujer se había sentido celosa de la belleza de Karolina y él no dejaba de pensarla, realmente aquella mujer le había impresionado como nadie en el mundo.