72| Sacrificio de amor.
Adrián se sentía mareado, como drogado. La noticia que le dio el Ernesto en la casa lo había dejado trastornado, confundido. Hannah, frente a él, dio un paso al frente, lo tomó por la muñeca y luego lo sacó arrastrando de la calle hacia una esquina.
— Te seguí — dijo ella, exhausta y cansada — . No puedo creer que seas tan idiota de abandonarme.
— Yo no te estoy abandonando, Hannah. Te estoy protegiendo de mí, de lo que significo, de lo que represento.
Pero Hannah negó con la cabeza.
— No me importa. Ya no me importa. Estoy cansada de pensar siempre en lo correcto, de obedecer, de no seguir a mi corazón. Sé que me mentiste, sé que prácticamente eres un desconocido para mí, pero lo poco que pude ver de ti fue suficiente para enamorarme, y voy a entregarme por completo. Yo aquí no tengo nada — le dijo, empujándolo — . ¿Cómo crees que me tratará Alfonso cuando regrese? Si me voy, mi padre se asegurará de que nunca consiga un trabajo. Tampoco podría regresar con ellos. Mi amigo está