—¡Vámonos a casa! —Kael soltó de manera seca.
Su auto El Maserati GranCabrio Trofeo apareció frente a ellos, Astrea hizo una mueca cuando el valet parking hizo el gesto de abrirle la puerta del copiloto, ella solo le pasó a un lado, y se subió.
Kael encendió el motor, y enseguida se puso en el camino. Apenas le dio tiempo a ponerse el cinturón de seguridad.
—¿Podrías comportarte como una chica, al menos por un momento? —la miró por el rabillo del ojo—. El mundo no tiene culpa de tu enojo, ¿sabías?
—No el mundo… solo tú —susurró, sin recordar que él su audición era tan formidable como la suya.
Él frenó de golpe.
—¿Eso es lo que crees? —le preguntó, y puso el auto en movimiento, pero esa vez hacia otra dirección.
Iba a una velocidad considerable, las calles de la ciudad eran solo un borrón.
—Kael… —se relamió los labios— ¿A dónde vamos?
—¿Qué? —replicó— ¿Te da miedo estar a solas conmigo? En donde quedó la soldado del invierno que llegó a la manada Thunder's Sons después de tant