74. ADIÓS MÍA
—El abuelo está por llegar —le digo a Noah después de verificar la hora y el último mensaje de voz enviado por el viejo.
Como respuesta, solo obtengo un movimiento de cabeza. Una enfermera entra a la habitación y revisa los monitores de los aparatos que, según entiendo, son lo único que mantiene a Mía con vida. Toma nota y luego habla.
—En dos horas se llevará a cabo el procedimiento. Necesito saber quién de ustedes se hará carga de los procesos póstumos para poder preparar la entrega del cuerpo.
—Yo —responden al mismo tiempo Noah y el padre de Mía.
La mujer los mira sin expresar incomodidad o pesar alguno, indicando lo acostumbrada que está a este tipo de situaciones.
—En este caso, la ley le otorga el derecho al esposo o compañero de la paciente, así que, por favor, espero a esa persona en la central de enfermería para la firma de documentos.
— ¿Ni siquiera tienen la decencia de esperar a que fallezca? —dice la madre de Mía, mientras su otra hija la abraza.
La enfermera sale sin vo