La tristeza del Jeque, y gran dilema.
Monserrat despertó más tarde, el Jeque trabajaba desde el sofá. De vez en cuando le echaba un vistazo para recibir que siguiera durmiendo.
— Alejandro... ¿Estás trabajando?
El hombre se puso de pie, solo había estado revisando unos documentos para matar el tiempo, pero ya había dejado todo para hablar con su esposa.
— No era importante, dejame verte, ¿Te sientes mejor después de haber descansado?
— Si, me siento mejor, y tengo bastante hambre, por favor, pide algo de comida para mí.
— Enseguida, pediré para los dos, te acompañaré a comer.
— ¿Eso quiere decir que no me dejarán salir todavía? Quiero ir a casa, no me gustan los hospitales.
— Se buena, esperemos a que el médico te de el alta, además estaré aquí contigo.
— Aaahh, está bien, solo dime, ¿Qué te dijo el médico? ¿Por qué quería verte a solas?
— Me dió recomendaciones para cuidarte en casa, eso fué todo. Por cierto, la marca llegó a un acuerdo con el abogado De Luca, ¿Quieres saber cómo fue?
— Si, cu