Una cena de seres sobrenaturales.
Al subir a las habitaciones, Vivían no podía con la sorpresa. Darío había dispuesto un cuarto para Dilan, estaba decorado en tonos azules, había algunos juguetes, y en el amplio armario todo tipo de ropa para un niño de su edad.
Los ojos verdes de la pelinegra se aguaron, nunca imaginó poder experimentar tantas emociones juntas, su pequeño por fin tendría todo lo que ella deseaba poder darle.
— Darío... No se cómo agradecerte que seas tan bueno con él...
— No tienes nada que agradecer, es mi hijo también, no lo olvides, es mi responsabilidad proveerle de todo lo que necesite. También a ti, yo me encargaré de darte todo lo que necesites.
— Señor, estoy aquí como pidió, señora, me presento, soy Corina, seré la niñera del joven Dilan. — Interrumpió una mujer de mediana edad.
— Oh, mucho gusto, soy Vivian, espero que mi hijo no le de demasiada guerra.
— No se preocupe señora, estoy acostumbrada,como también soy vampiro, tengo experiencia en pequeños vampiritos.
— Vamos,