Los italianos llegan a ver al Pakhan de Rusia.
Los Alfas salieron en diferentes coches, el rey se subió a un auto oscuro de lujo con su beta Antonino, el centinela que había venido a avisarles que ya tenían ubicada la carga, era quien conducía.
El traje gris oscuro hecho a medida, combinado con una corbata negra, y zapatos negros relucientes, que el Alfa vestía, solo resaltaba más su imponente aura de mafioso.
Pronto llegaron al edificio y todos bajaron, estaban armados hasta los dientes, los Alfas más disimuladamente, al igual que los betas.
— Damiano, ¿Creés que esos rusos se pongan pesados con respecto a la carga? Esos son como los perros, cuando muerden algo no lo sueltan.
— Eso depende del Pakhan, si en algo valora su vida debe regresarme lo que es mío. Sol, tu debes mantenerte alerta, no debes permitir que esos dementes toquen a mis hombres, sobre todo a Emiliano, por alguna razón Eliot lo quiere y bastante.
— ¿Cómo que por alguna razón? Es porque es mi hijo, porque tenemos una conexión de padre e hijo, mi cach