Massimo y Loren estaban por llegar al orgasmo, la pelirroja ya no tenía cordura, solamente podía sentir las caricias del Alfa, sus placenteras embestidas, ella no espero lo que pasaría.
Cuando el lobo sintió que el interior de su luna se contraía y que se correría, dejó salir sus colmillos para marcarla, se los enterró en el cuello, provocándole dolor.
— ¡Massimo... Me duele!
Pero el Alfa no estaba en condiciones de escuchar, se encontraba en su estado más salvaje, su lobo Jan estaba presente.
Por fortuna Loren fue sintiendo como su orgasmo se multiplicó, ella estaba en un éxtasis que jamás creyó conocer. Al mismo tiempo Massimo se corrió dentro de ella, dejó su esencia en el interior de su luna, y la vió dormir, Loren se había quedado profundamente dormida en sus brazos.
— Duerme mi luna, yo cuidaré tu sueño. — Se escuchó decir con esa voz sobrenatural al Alfa. Su unión con su luna estaba hecha.
(...)
Mientras tanto en la villa de Darío, el pequeño Dilan no tenía in