C64- GAS N7
La sala blanca del almacén parecía un quirófano abandonado en el corazón del infierno. Rowan y Cassian yacían sobre camillas de acero, sudorosos, respirando con dificultad. El acónito, circulando aún en su sangre, drenaba su fuerza como veneno lento y las esposas gruesas, pulidas y vivas de plata; les arrancaba un gemido contenido y dejaba nuevas líneas abiertas en las muñecas.
Ambos estaban conscientes, ambos querían matar, pero ni el alma les respondía.
La puerta se abrió y entró él.
Leonel Whitmore.
Traje oscuro, corte perfecto, reloj de oro, postura de magnate. Pero el problema no era su elegancia, era el brillo loco en su mirada al tener a su merced a dos licántropos debilitados como si fuesen arte vivo.
—Ahhh… —exhaló, lento, saboreando la escena—. Qué hermosos.
Rowan levantó el rostro apenas unos centímetros y Cassian lo siguió con un gruñido ronco que apenas logró salir entre dientes.
Era odio puro, silencioso, pero impotente y Leonel disfrutó cada segundo.
Vega s