Un suave gemido de placer, y un gruñido de satisfacción hizo eco en la habitación cuando sus cuerpos terminaron de alinearse y se sincronizaron, haciendo que Bastiaan se enterrara hasta la empuñadura dentro de su feminidad, un gruñido ronco se escapó de sus labios. Porque lo que estaba sintiendo le parecía un poco posible.
—¡J0d3er, Cara! Estás tan apretada —le susurró al oído con voz gutural—. Ahora que me diste la oportunidad, no la desaprovecharé.
—¡Oh, Bash! —jadeó con la respiración entrecortada, aquello era demasiado para ella.
—Esto es mejor de lo que soñé, ya es un hecho, te estoy haciendo mía —manifestó con los dientes apretados.
Ante aquellas palabras llenas de determinación y erotismo, Cara sintió que su s3x0 se desbordaba con su humedad una vez más, y que la necesidad de ser poseía por él volvía a crecer como las olas del mar. Durante unos segundos se quedó inmóvil, puesto que al darse cuenta de la manera en que la estaba embistiendo, no solo estaban calmando las ganas