Capítulo 12.
Él comenzó a correr conmigo en brazos mucho antes de que quitara mis dientes de su cuello. La adrenalina bombeaba fuertemente por mis venas.
El tranquilo bosque ahora era iluminado por las llamas del aparatoso "accidente".
Él esquivaba raices y ramas bajas a nuestro paso endemoniado por el lugar.
Seguía sin saber qué era lo que estaba pasando y eso sumado a la locura de toda esta noche estaba crispando mis nervios.
Me aferré a él con ambos brazos y cerré los ojos deseando que ésto fuera una pesadilla.
Finalmente me tranquilicé lo suficiente como para decir una frase coherente cuando él nos escondió detrás de el grueso tronco de un árbol.
-¿Ya puedes decirme por qué estamos huyendo de algunos pumas?
-Puedo, pero preferiría hacerlo cuando estemos en un sitio seguro. - Dijo mirando brevemente hacia atrás de nuestro escondite. - Es una larga historia y, de hecho, no quisiera involucrarte en esto.
-Creo que es un poco tarde para "no querer involucrarme". - Murmuré con incredulidad