Capítulo 11.
Seguí el olor de Corbin hasta llegar a su habitación. Una habitación con la puerta abierta.
Lo encontré sobre su cama restregando mi vestido sucio por su cara.
Parpadeé.
-¿Qué sucede, Ema? - Preguntó sin inmutarse.
-Eh... - Me aclaré la garganta. - Frazadas. Si, venía a preguntar si tenías un par extra.
-Las frazadas están al pie de la cama de invitados. ¿No las viste?
-No. -Susurré.
Él seguía sin cortarse sobre... lo que sea que estuviera haciendo con mi vestido.
Después de un largo minuto de silencio, por fin apartó la cosa de su cara y me miró.
-¿Tienes frío, dulce Ema?
Asentí.
-¿Qué es lo que realmente necesitas para calentarte?
-Una chimenea.
Él se echó a reír.
-No tengo una de esas en este lugar.
Dió algunas palmaditas a su lado y de pronto me encontré subiendo a su cama. Giró todo su cuerpo hasta que ambos estuvimos recostados frente a frente.
-Ema, siempre he sido un hombre muy directo. Te he hecho saber que te veo como una potencial pareja, a