Nuestras miradas se cruzaron y ella pasó por delante de todos, ignorando los saludos. Se paró frente a mí y sonrió:
- He llamado a unos amigos para que celebren conmigo mi 20 cumpleaños. No te importa, ¿verdad?
- ¡Feliz cumpleaños, cariño! - Hablé lo suficientemente alto para que todos oyeran lo buen marido que era y luego le di un beso en la mejilla, susurrándole al oído -¡Estás jodido!
Olivia me rodeó con sus brazos y se defendió con una voz sensual dentro de mi oído, su cálido aliento rozó mi cuello mientras un dedo lo acariciaba:
- ¿Cuándo? ¿Ahora? ¡Sólo dilo y subiré!
Respiré hondo, sintiendo que todo mi cuerpo se estremecía al contacto con aquella zorra. Pasé junto a ella y subí las escaleras, totalmente aturdido, sin saber exactamente qué hacer. Sí, por primera vez en mi vida estaba fuera de combate. Porque así fue como me dejó.
- ¿No va a ir tu marido a la fiesta? - Oí que alguien se lo preguntaba.
- ¡Es muy viejo! - ¿Y qué hacen los viejos por la noche? ¡Dormir! - No la vi, p