Jorel Clifford era exactamente como siempre había imaginado. Apenas había llegado y ya tenía la atención de toda mi familia. Observé a Gabe y a mi padre hablando a lo lejos mientras contemplaban el lago y me dio un atisbo de esperanza de que pudieran estar teniendo una conversación franca, en la que mi marido le contara a mi padre lo que le había hecho en el pasado.
Puede que estuviera lejos de Gabe, pero podía sentir su mirada clavada en mí como si estuviera ardiendo. ¿Cómo podía ese hombre tener tanto poder sobre mí? ¿Duraría para siempre? ¿Acaso el amor hacía que mis ojos no pudieran apartarse de donde él estaba? ¿Y era esta gran sensación la que me dejaba insegura y confusa, como nunca lo había estado en mi vida?
Lo bueno de estar con Jorel Clifford era que no insistía en llevarme al fondo del lago y poner a prueba mis miedos. Aceptaba mis límites y no me obligaba a superarlos ni se planteaba utilizar mis miedos en mi contra.
Estuve allí con ellos mucho menos tiempo del que me hub