POV GABE
No sé si alguna vez he pedido una cita a alguien. E incluso si lo hice (y lo olvidé, obviamente), estoy seguro de que nunca me he sentido tan nervioso como en ese momento.
No sé si llegó tarde a propósito para fastidiarme o porque... Mis pensamientos murieron en el mismo momento en que la vi en el restaurante.
Entró como si no quisiera llamar la atención, pero el aire se detuvo. Incluso los camareros se detuvieron. Su vestido morado susurraba seducción, pero su rostro, ligeramente maquillado, decía "no me subestimes".
El vestido era puro impacto: un violeta púrpura que cambiaba de color bajo la luz de las lámparas de araña. Era ajustado en los hombros, con dos pequeñas aberturas en la tela que dejaban ver su piel, contrastando con el tejido que se amoldaba a su cuerpo como una segunda piel. Chuchu no sabía ser menos que llamativa. Los detalles mataban: la cintura marcada por un fino cinturón plateado, que atraía la mirada hacia la curva de sus caderas. El bajo asimétrico, que