POV OLÍVIA
En cuanto llegué a casa, vi a Gabe sentado en el suelo delante de la chimenea. Me sorprendió, porque nunca lo había visto así, vestido tan despreocupadamente, con camiseta, pantalones cortos y descalzo. Estaba mirando fijamente la nada que existía dentro de la chimenea.
- ¿Gabe? ¿Va todo bien?", pregunté preocupada.
Sonrió tristemente, sus labios apenas se movían, como solían hacerlo antes de que intimáramos. Extendió la mano hacia mí y me senté a su lado en el suelo, intentando encontrar qué le interesaba tanto dentro de la chimenea... Nada.
Sus dedos acariciaron los míos y dijo, con voz débil:
- Te amo... Y sólo te amaré toda mi vida.
Sentí que el corazón se me aceleraba y apreté la mano entre los dedos:
- Este sentimiento es mutuo, Gabe. Sabes que mi corazón late sólo por ti... Y será así para siempre.
- Me engañaron, chuchu... Durante tantos años... - Sacudió la cabeza y sus labios temblaron, como si estuviera conteniendo un grito inminente.
Le abracé y Gabe acurrucó la