Gabe dio un paso hacia mí y me señaló con el dedo índice, furioso:
- Me gusta tener sexo. Pero no con gente como tú.
- ¿Vírgenes?
- ¡Vírgenes! - Lo confirmó.
- I... Puedo intentar tener más experiencia, si lo prefieres.
- ¡Olivia, no me provoques! - Ella gritó.
- ¡Me encanta cuando gritas mi nombre de forma autoritaria! - Confesé - ¿Quieres morderme el otro hombro? Como en tu habitación, tú y yo, ¡sin ropa! - le guiñé un ojo.
- ¡Zorra!
- ¡Qué rico!
Gabe salió y dio un portazo. Me eché a reír. Me levanté y caminé hacia nuestra foto en la repisa de la chimenea. No entendía por qué no le gustaba. A mí me parecía que estaba muy bien.
La puerta se abrió y Gabe volvió a entrar. Le miré con los ojos entrecerrados:
- ¿No podías soportar estar lejos de mí cinco minutos?
- No terminé lo que iba a decir sobre mi cumpleaños.
- Oh si... Vas a cumplir 31... Se detuvo ahí... - No miré en su dirección, seguía concentrado en el cuadro.
- Nos vamos de viaje.
No pude resistirme a mirarle, incapaz de con