La cena no fue lo que esperaba, ya que pensaba que nos llevábamos bien. Pero podría haber sido peor. Al menos Gabe cenó conmigo, por primera vez en tres meses.
Cuando Gabe salió de la cocina, fui tras él, insegura de lo que haríamos y de "si" haríamos algo juntos. Miró el cuadro que había colgado en la repisa de la chimenea, un montaje de nosotros dos en una boda, y ordenó:
- ¡Llévate esto!
- No puedo.
- ¿Por qué no?
- Porque esta casa es totalmente impersonal. Nuestra foto es lo que da la certeza de que hay gente viviendo aquí.
- ¡Mira el cuerpo de este hombre! No se parece a mí.
- La mujer también tiene más tetas y culo que yo - sonreí - Pero sinceramente, mi collage es mejor que las obras de arte que tienes por ahí.
- Ahora que lo pienso, me hubiera gustado casarme con una mujer con un cuerpo escultural como éste. Debe ser buena en la cama... Y ella no hace daño con el oral. - Ella provoca y en cierto modo lastima.
- Y debería haberme casado con Jorel... Y sin embargo acabé contigo