Capítulo 23
El apartamento olía a whisky derramado y rabia contenida. Jacob no había dormido desde la llamada de su padre. Owen le había llamado diciéndole que tenía una emergencia en el restaurante algo sobre un idiota que había equivocado los pedidos. Fue el único momento en el día que había sonreído, luego la migraña le había dado con mucha fuerza. Después que la medicación hiciera efecto había revisado los documentos del senador. El timbre sonó. Una vez. Dos.Luego, el golpe seco de un puño contra la madera.

—¡Jacob! ¡Abre esta maldita puerta!

La voz de Charles Emer retumbó como un trueno. Sabía lo que venía. Los lobos como el senador siempre buscaban a los de su mismo pelaje.

Jacob se levantó, los nudillos blancos alrededor del vaso vacío. Dudó.Podía fingir que no estaba. Como su padre había hecho tantas noches en su infancia. Pero entonces...

Clink.La llave girando en la cerradura.

—Maldito seas— gruñó Jacob, justo cuando la puerta se abrió de golpe.

Charles Emer, impecable en su tr
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