Jacob & Owen
La puerta del dormitorio se cerró con un clic suave. Isabella, por fin, dormía.
Jacob se dejó caer en el sofá, las manos temblorosas, los codos apoyados en las rodillas. No podía sacarse de la cabeza la imagen de su piel magullada, de cómo había gemido al acomodarse en la cama, incluso bajo el efecto de los analgésicos.
Owen estaba junto a la ventana, mirando la ciudad como si buscara algo—o a alguien—entre las luces. Los reflejos acentuaban la tensión en su mandíbula, la furia contenida en cada músculo.
—No puedo pensar—Jacob rompió el silencio, la voz áspera—Cada vez que cierro los ojos, veo las marcas.
Owen apretó los puños.
— No sé quién fue. Ella te comentó sobre su hermano—No era una suposición.Era certeza
Jacob levantó la vista, los ojos vidriosos.
—¿Y qué hacemos? Porque si voy ahora mismo y soy con él, lo mato.Y eso no la ayuda.
Owen giró hacia él,la respiración agitada.
—Lo sé. Por eso no lo he hecho todavía.
Un silencio pesado cayó entre ellos.