Salvador
La resaca me despierta con un dolor punzante en la cabeza. Gruño y me paso una mano por el rostro. Siento la boca seca y el estómago revuelto.
Me siento en la cama y lo primero que noto es que sigo vestido con la ropa de ayer.
Lo segundo es que la cama a mi lado está vacía ¿Dónde demonios está Renata?
Y lo tercero, es que mis ojos recorriendo la habitación, dan con un vaso de agua y un frasco de aspirinas en la mesita de noche.
Sonrío ligeramente, pensando que Renata lo dejó ahí, seguramente no está en la cama porque ya bajó por el desayuno.
Me tomo la pastilla y me meto a la ducha, intentando aliviar la resaca.
Cuando bajo a la cocina, lo primero me estrello con la imagen animada de una Marina que se mueve de un lado a otro al ritmo de una canción que creo que está en español.
Cuando se gira, sus ojos se topan conmigo y la veo abrir mucho la mirada mientras que su piel, normalmente morena, se pone pálida, aunque en sus mejillas se enciende un rubor.
Eso es nuevo y… curioso